La Mº Lluïsa, va perdre el seu fill Nicolas ara fa uns anys, a totes dues malauradament ens uneix el vincle matern de d’haver perdut un fill. Aquesta setmana la Mª Lluïsa, m’ha fet arribar un escrit a dolpenedes; el qual agraeixo des de aquí, que va trobar colpidor i emotiu a https://www.sain-et-naturel , en ell, es ressalta un pensament sincer que molts de nosaltres podem sentir com a propi. Un escrit bonic i valent que jo també subscric i segur que molts de vosaltres en llegir-lo també ho fareu. Espero que us agradi!
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Siempre cuento cosas de ti.
A veces hablo de ti en pasado: era tu bebida preferida, era la canción con la que te gustaba bailar, era el tipo de coche que te gustaba conducir. Pero a veces me equivoco y hablo de ti en presente. Siempre me refiero a tu casa como tu casa, aunque ahora vive otra persona ahí.
Todavía celebro tu cumpleaños. Siempre te hablo, aun si mis palabras se dirigen al cielo, en lugar de a un teléfono. Creo que una parte de mí sigue creyendo que todavía estás vivo. Pienso que una parte de mí se niega a aceptar que te has ido. Y está bien así.
Pero detesto la manera en que la gente me mira cuando hablo de ti, como si tuvieran necesidad de encontrar una forma de cambiar de tema, como si el dolor todavía estuviera demasiado vivo en mi alma, como si fuera peligroso para mí decir tu nombre.
No quiero que te conviertas en un tema tabú, algo que mis amigos evitan como la peste. Quiero seguir contando cosas de ti. Quiero seguir hablando de ti como si todavía estuvieras vivo.
No estoy loca. Yo sé que te has ido. Acepto que no volverás. He pasado la etapa de la negación.
Pero no voy a romper tus fotos ni a esconder tus recuerdos en el fondo de mi alma porque me duele pensar en ti. Sí, hay un dolor asociado a ti, pero también hay felicidad. No quiero olvidarte nunca. No quiero perder los momentos que hemos compartido.
Por lo tanto, lo siento, si mi honestidad molesta a los demás, si ellos quisieran que evite decir tu nombre y que hable de un tema más fácil, pero yo no dejaré nunca de decir cuánto me has hecho reír, lo bonita que es tu sonrisa, cómo tus consejos siempre me son de gran ayuda, hasta el día de hoy.
He llegado al punto en el que puedo hablar de ti sin largarme a llorar y, aun si termino llorando, ¿cuál es el problema? ¿Qué importa? No me avergüenzo de amarte, de extrañarte. Si los demás no pueden aceptar una emoción así, si evitan decir tu nombre, es su problema. Nunca pediré disculpas por ser humana.
Nunca te olvidaré y nunca dejaré de hablar de ti!
Te quiero, no me importa que te hayas ido, porque guardaré tu memoria viva. Te lo prometo.